En medio de una interna que tiene un capítulo aparte en cada uno de sus socios, el macrismo y el radicalismo empiezan a mirar a Juntos por el Cambio (JxC) como un artefacto que puede dar una vuelta más cuando toca analizar el escenario para las elecciones de 2025, en la que ambas fuerzas pondrán en juego dos tercios de sus bancas en la Cámara de Diputados.
Con Javier Milei al acecho, el PRO y la UCR arriesgarán nada menos que 49 de las 74 bancas que ostentan hoy en la cámara baja. Es decir, todas las que obtuvieron en 2021, cuando la alianza reunió el 42% de los votos a nivel nacional y asomaba como favorita para las presidenciales de 2023. En aquella ocasión, La Libertad Avanza (LLA) sólo presentó lista en la Ciudad de Buenos Aires. Milei y su actual vice, Victoria Villarruel, accedieron a sus escaños, pero nadie imaginaba el despegue posterior.
El panorama para el año entrante es totalmente distinto. Con la fracción del electorado del que históricamente se alimentó el cambiemismo en disputa, el arribo de Patricia Bullrich y Luis Petri al gabinete libertario generó un movimiento interno que terminó por romper los acuerdos básicos de una coalición que hoy discute cuál es la distancia con el Presidente.
JUNTOS POR EL CAMBIO O ¿SEPARADOS?
Con la escuadra libertaria envalentonada, la duda entre sumarse a una alianza electoral con el oficialismo o mantener la identidad creada en 2015 cruza los campamentos amarillo y boinablanca, que temen por una elección que los vuelva a relegar al tercer lugar. Ese escenario, para varias de sus figuras, podría representar el certificado de defunción de la coalición.
La UCR arriesgará 25 de las 34 bancas que comanda Rodrigo de Loredo. El PRO, 24 de las 40 que timonea Cristian Ritondo y que trascienden las fronteras de la bancada amarilla: la tucumana Paula Omodeo (CREO) y la sanjuanina María de los Ángeles Moreno (Producción y Trabajo) son aliadas de fuerzas provinciales que finalizan sus mandatos en diciembre de 2025.
La disyuntiva de revivir el sello para confrontar con LLA o intentar seducir al triunvirato de hierro que comanda al oficialismo para pergeñar una nueva gran alianza es la gran incógnita que atraviesa a los partidos fundadores de JxC e involucra a figuras de peso que hoy tienen despacho en la cámara baja. Entre ellas, María Eugenia Vidal, Diego Santilli, Hernán Lombardi, Fernando Iglesias y Luciano Laspina, en el PRO; Facundo Manes, Martín Tetaz, Julio Cobos y el propio De Loredo, en el radicalismo; además de aliados que hoy revistan en Hacemos Coalición Federal, como Emilio Monzó y Ricardo López Murphy.
El arribo de Bullrich y Petri al gabinete generó un movimiento interno que terminó por romper los acuerdos básicos de una coalición que hoy discute cuál es la distancia con Milei
DIPUTADOS: TODO DIVIDIDO EN BUENOS AIRES
En la elección de medio término que hizo estallar la interna del Frente de Todos, JxC consiguió una recordada victoria en la provincia de Buenos Aires, que de todos modos no se plasmó en una significativa ventaja en el reparto de bancas.
La lista encabezada por Diego Santilli se impuso por casi 106 mil votos al oficialismo de entonces, pero ambas fuerzas se quedaron con 15 bancas.
De aquella alianza, siete bancas quedan en el bloque del PRO, tres en el radicalismo, otras tantas en la Coalición Cívica y dos recalaron en Hacemos Coalición Federal. Allí aparece una primera complicación en el cuadro comparativo, ya que el mapa actual pone a cinco de aquellas bancas por fuera de un eventual esquema de los otrora socios mayoritarios.
El arribo de Bullrich y Petri al gabinete generó un movimiento interno que terminó por romper los acuerdos básicos de una coalición que hoy discute cuál es la distancia con Mile
En ese marco, la falta de acuerdos internos suma amenazas en el proyecto de poder que supieron tener el PRO y la UCR. Mientras de la mano de Karina Milei, Sebastián Pareja arma la estructura partidaria para contar con una expresión oficialista pura en 2025, José Luis Espert, que ingresó aquel año al Congreso con la boleta de Avanza Libertad, terminará su mandato y posiblemente se convierta en la figura que corporice la batalla en nombre del Presidente, en una campaña en la que el voto en contra del gobernador Axel Kicillof se volverá a dividir. Posiblemente, entre tres espacios.
REGIÓN CENTRO
A pesar de eso, si se toma en cuenta la elección que consagró a Milei el año pasado, el escenario de mayor riesgo para el PRO y la UCR aparece en la antiperonista Región Centro que componen Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.
Otrora baluartes de los triunfos macristas, la alianza pone en juego 13 de las 23 bancas en juego en las tres provincias en las que LLA ya tiene todo listo para apostar por las listas propias que no tenía cuatro años atrás. El cálculo se complica aún más en escenarios donde las expresiones antikirchneristas que ya se convirtieron en la base argumental de libertarios y cambiemistas sostienen también la propuesta de actores determinantes por sus aparatos y poder local. El caso más claro es el cordobesismo de Martín Llaryora y Juan Schiaretti.
En ese mapa, otro de los distritos al que todos miran es Mendoza, donde JxC sumó tres bancas en 2021, aunque una ya fue absorbida por el oficialismo. Con el peronismo en crisis, la pelea central se concentra en el futuro de Cambia Mendoza, con la nueva conducción del PRO que se opone abiertamente al gobernador radical Alfredo Cornejo, que coquetea con Milei pero sostiene las dos bancas que le responden dentro del bloque del partido centenario.
Con la escuadra libertaria envalentonada, la duda entre sumarse a una alianza electoral con el oficialismo o mantener la identidad cruza los campamentos amarillo y boinablanca
LA CONSTRUCCIÓN DE LOS GOBERNADORES
Además de la Ciudad de Buenos Aires, cuna del PRO aunque también de LLA, JxC también anota las posibilidades que se abren en aquellos distritos en los que venció al peronismo el año pasado, dotando al espacio de un volumen electoral y simbólico que no existía años atrás.
En ese aspecto, será interesante seguir de cerca lo que suceda en Chaco y San Juan, donde las bancas con fecha de vencimiento en diciembre de 2025 son apenas dos, pero el peronismo, caído en desgracia luego de la última elección, pone en juego exactamente el doble. En San Luis, la representación está más repartida, aunque el PRO arranca perdiendo una de las bancas que obtuvo cuatro años atrás. Claudio Poggi renunció para hacerse cargo de la gobernación, pero su reemplazante, del Partido Demócrata, sumó su espacio al bloque oficialista en Diputados.
En zona de conflicto, también resultará clave el devenir político correntino, donde el radicalismo gobierna desde hace casi un cuarto de siglo y hoy se encuentra sacudido por el caso Loan. Allí, donde también se elegirá nuevo gobernador, se renovarán tres escaños. Entre ellas, una del PRO y una de la UCR.
En tierras del PJ amigo del anarcocapitalismo, Tucumán votará sin arriesgar espacios del oficialismo provincial, lo que supone que los dos espacios en juego tendrán una especial atención de Osvaldo Jaldo que buscará recuperar parte de lo perdido en 2021. Distinto es el panorama de Raúl Jalil en Catamarca, donde JxC sólo pone en juego una banca, pero el oficialismo provincial, envuelto en una interna cada vez más evidente, arriesga dos.