Dos termas para disfrutar de las vacaciones de invierno en la provincia

La provincia de Buenos Aires cuenta con algunos destinos imperdibles de aguas termales para descansar en vacaciones de invierno que se encuentran distribuidos en diferentes partes de su territorio.

Por sus propiedades curativas y beneficios para la salud, en los últimos años, las aguas termales se convirtieron en un gran mercado turístico. En esta nota te contamos sobre dos posibilidades en la provincia

Sin petróleo, pero con termas

En medio de una zona agrícola, a 110 kilómetros de Carmen de Patagones, las Termas Los Gauchos proponen contacto pleno con la naturaleza.

Estas termas fueron descubiertas de forma casual en 1928 cuando se realizaban trabajos de perforaciones en busca de petróleo. El poder curativo de sus aguas produjo una incipiente peregrinación de personas afectadas por diversas dolencias que buscaban aliviar sus males.

“Se encuentran en la localidad de Villalonga y sus propiedades curativas las ubican entre las mejores cinco del país”, afirmó María Lucía Fernández, directora de Turismo local.

En 1942, se inauguró el hotel que hoy contiene quince habitaciones, baños privados, comedor, servicio de cocina y sala de estar.

“Dentro del complejo también funciona un restaurante con gastronomía típica. Son termas tranquilas y austeras, con una hermosa construcción antigua”, agregó Fernández.

Las termas Los Gauchos son un sitio perfecto para disfrutar del cielo estrellado y el permanente arrullo de grillos por las noches, y realizar hermosos paseos entre arboladas y animales durante el día.

“La mayoría de las personas que vienen piensan en su salud y bienestar, pero sobre todo en descansar”, contó Nora Ruppel, encargada del hotel Los Gauchos.

“Las termas se encuentran en una pileta grande dentro del hotel, tienen color oxidado por la gran cantidad de minerales como hierro. El agua es tres veces más salada que la del mar, en el exterior se puede acampar y aceptamos mascotas”, agregó.

Aguas con millones de años

A 300 metros de la Ruta 63, 44 hectáreas con piletas de aguas termales que brotan de un manantial a mil metros de profundidad y llegan a 45 grados de temperatura proponen un descanso imperdible en el Parque Termal de Dolores.

“Las termas son visitadas por un gran caudal de turistas que vienen a realizar distintas actividades, desde bicicleta y senderismo hasta degustar de un buen plato, gracias a la variedad gastronómica que tiene el espacio”, detalló Inés Barragán, directora de Turismo municipal.

Según estudios del Conicet, estas aguas datan de hace 1.100.000 años, con beneficios significativos para la salud: el calcio que posee es vital para rehabilitaciones traumatológicas, problemas respiratorios, cicatrices y otras lesiones de la piel.

“Tenemos tres piletas al aire libre y dos cubiertas, un centro comercial y galerías, donde comprar un bello recuerdo del lugar”, contó Soledad Oroz, encargada de recepción de contingentes.

En el complejo funcionan dos hoteles internacionales de 5 y 3 estrellas, una parrilla salón comedor y cabañas de alojamiento. “La idea es que venga toda la familia, que pueda disfrutar desde el abuelo hasta el nieto”, concluyó. (DIB)

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