En el mundo del periodismo, la elección de palabras no es un acto inocente; es una herramienta poderosa que puede moldear la percepción pública. Un ejemplo de esto es el titular de Clarín de este domingo 10 de marzo cuando su principal información del día decía:
“Revelan que el sueldo de Milei subió el 48%, pero anulará la medida”. Este titular, a primera vista informativo, lleva consigo una carga semántica que merece ser desmenuzada.
EL SUELDO QUE SE BAJA SOLO
Primero, la palabra “revelan” sugiere que la información fue ocultada intencionalmente y ahora fue descubierta, lo que podría generar una sensación de desconfianza hacia la figura mencionada, pero no dice quienes fueron los que «revelan».
Luego, la mención del aumento salarial del 48% es un dato duro, objetivo, pero su impacto se ve atenuado por la promesa de una anulación futura. Aquí suaviza el impacto, como si dijera: «Pero, tranquilos que…»
CLARÍN Y SU PIRUETA
La ambigüedad surge específicamente con la frase “pero anulará la medida”.
¿Quién es el sujeto que realizará la acción de anular?
El titular omite intencionalmente al agente, dejando un sujeto tácito que podría interpretarse como Milei o, irónicamente, el propio sueldo.
Esta omisión es estratégica; evita asignar directamente la responsabilidad de la anulación, creando un espacio para la especulación. Además evita la incongruencia de decir que quien se aumentó el sueldo es el mismo de quien ahora lo retrotrae.
La estructura gramatical del titular juega un papel crucial. Al colocar la promesa de anulación después de la revelación del aumento, el lector podría subconscientemente asociar la anulación con una decisión proactiva y transparente en lugar de interpretarse como lo que sucedió, una respuesta a la presión pública a partir de la revelación, entre otros de la diputada Victoria Tolosa Paz.
El titular de Clarín es un ejemplo de cómo el lenguaje puede ser utilizado para influir en la opinión pública. A través de la elección de palabras y la estructura gramatical, los medios de comunicación tienen el poder de presentar los hechos de una manera que favorezca una narrativa particular, dejando al lector la tarea de leer entre líneas y cuestionar lo no dicho.