El bailarín, coreógrafo, productor y director rojense, afincado en Córdoba desde hace ya muchos años, viene de concretar un enorme paso adelante con su propia compañía, Tremor, con la que realizó nada menos que 160 presentaciones en Turquía, actuando para público internacional, con enorme suceso, lo cual abre un excelente abanico de posibilidades hacia el futuro
”El corazón argentino es querido en todo el mundo, y esa ha sido nuestra bandera, porque más allá de lo que hacemos en nuestro oficio, está la pasión nuestra, la sangre, sobre todo en un espectáculo como el que ofrecimos en Turquía, que se viste de este tinte folclórico, aunque no sé si hoy por hoy me puedo posicionar en que lo folklórico me identifica tanto con las tradiciones, sino que tal vez es el empuje, las ganas, en tanto lo estético luego va tomando forma”.
Así lo expresa el bailarín, coreógrafo, productor y director rojense Pablo Sanguinetti, en entrevista con El Nuevo en Radio. Afincado en Córdoba desde hace ya muchos años, Pablo, viene de concretar un enorme paso adelante con su propia compañía, Tremor, con la que realizó nada menos que 160 presentaciones en Turquía, actuando para público internacional, con enorme suceso, lo cual abre un excelente abanico de posibilidades hacia el futuro.
“Empecé a bailar en Rojas con el Chango Rodríguez cuando tenía cinco años. Él me enseñó lo básico del gato, la chacarera, la danza, mi primer encuentro con un bombo, con el zapateo. Después pasé por Maikan Sumaj con la profe Graciela Gallo, y luego me voy a Conesa al Ballet Horizonte: empiezo a viajar y ahí tengo un primer indicio de que quería seguir con esto”, asegura.
Al tiempo, evoca, “me fui a Córdoba a estudiar cine, lo que hice durante cuatro años, de lo que me quedaron un montón de herramientas; también empecé con teatro, publicidad, pero nunca dejé de bailar. Hacía tango en esos momentos, lo que me permitió hacer una gira por Bolivia junto a una compañía, que fue mi primera experiencia internacional y profesional”.
Tras radicarse en Las Varillas, ejercer la docencia de danzas en todos los niveles e inclusive seguir el profesorado de Educación Física, “a su vez siempre mantuve una mirada artística en la producción de espectáculos”.
En efecto, relata Pablo, “he tenido la posibilidad de hacer mi propia versión de la Misa Criolla, que presenté en teatros, lo mismo que obras musicales, y allí fue cuando arranco con la puesta en escena, hasta que en 2018 vuelvo a Córdoba, siempre tratando de reinventarme y saliendo de mi área de confort, con lo cual me meto a estudiar la licenciatura en Composición Coreográfica a mis 34 años”. Este proceso lo llevó a conformar su propia compañía: un equipo de doce artistas, conformado no solo por bailarines, sino también por acróbatas y músicos, “que está en constante retroalimentación -asegura-, porque ya contamos con un cuerpo estable, tengo a mi socio productor que es Federico Chávez, que es de Mina Clavero, mientras que en la asistencia están Silvana Brito, de Córdoba, y Sergio Omonte, de Jujuy, porque en Córdoba hay una cuestión federal muy potente y enriquecedora, y es un lugar que en lo artístico está creciendo constantemente”.
EL “BAILE” DE LA PANDEMIA
“Los tiempos de la pandemia nos dieron una enorme fortaleza, porque nosotros debutamos con la compañía en 2018, en una peña en Córdoba, pero en definitiva se formaliza con nuestra primera obra, que se llamó ‘Pulso’, que pude producir en un teatro, muy parecido al Italia, donde nos fue muy bien en el estreno, posicionamos el show, y teniendo conocimientos de cine pude hacer un buen registro, pensando en general un material audiovisual interesante. Cuando la pandemia, que me tocó pasarla en Rojas, nos metió adentro, tuvimos que seguir, reinventarnos dando clase online, y a la semana entrenábamos cinco veces, o sea que encontramos una disciplina, con lo cual, si podíamos sobreponernos a eso, era evidente que teníamos una herramienta más, y le metimos con todo al físico, por lo cual cuando todo se abrió, estábamos completamente afilados. Tuvimos luego una gran experiencia en Ciudad de las Artes, el teatro de la universidad provincial, donde estrenamos ‘Impulso de la tierra’, el año pasado, también a sala llena”.
PROA A EUROPA
“Antes de la pandemia ya teníamos una propuesta de viajar al exterior que nos había quedado picando, así que al momento en que se liberó todo nos decidimos. Este viaje a Turquía se dio porque nosotros empezamos a trabajar mucho en las redes, se generó una estrategia de comunicación y de venta, y dimos con potenciales mercados. Y justamente nos encontramos con que el mercado de las compañías artísticas argentinas está en auge en el mundo: en China, en Estados Unidos, en Europa, en Dubai, los espectáculos argentinos están muy bien vistos, y ha generado una característica, que los despega de otros espectáculos, porque se valora mucho la entrega, la fuerza, la pasión. El espectáculo que llevamos a Turquía lo tuvimos que nombrar en inglés, en conjunto con el productor de allá, y se llamó ‘Storm’ (Tormenta), que tenía cuestiones folklóricas, pero también aparecieron fusiones: no nos cerramos en las ideas y en la capacidad creativa, así que lo que recibíamos lo tomábamos, no descartábamos nada, por lo cual fue tomando una forma de espectáculo latino, una fusión artística, que en algún punto me termina identificando, porque en lo personal tomo y respeto la figura folklórica del gaucho, tengo la historia atrás y he trabajado un montón, pero estos caminos me han llevado a saber que mi identidad tiene que ver con una fusión, que también me permite escuchar música de otros países, identificarme”.
BAILAR ES UN TRABAJO
”Ellos tienen toda una logística armada para que las compañías puedan trabajar de esta manera, algo que aquí en Argentina sería casi imposible. Y por otra parte también lo que te deja es que uno puede experimentar realmente el oficio, porque todos los días hay que estar en la cocina de todo el espectáculo, y se aprende a administrar, a mejorar las relaciones humanas, idiomas, y disciplina. Fue un cúmulo de cuestiones que nos vinieron bárbaro y por eso puedo asegurar que el balance, desde lo personal y en cuanto al proyecto grupal, fue híper positivo, porque nos generó un aprendizaje tremendo en producción en artes escénicas”.
QUID PRO QUO
“Referencias tengo muchísimas, porque, como todo en la vida, uno no para de recibir. Hoy por hoy he tomado referencia de las compañías de Buenos Aires que están trabajando en el exterior, por ejemplo del grupo Malevo, que ha tomado otra forma: nació como algo comercial pero ahora es el que está abriendo el mercador. También está ArgenDance en Estados Unidos, los Golden Gauchos que están en uno de los circos más importantes de China y tienen diferentes equipos en distintos lugares, y después están las plataformas, que te llenan de información y nos podemos nutrir de millones de cosas, incluso de herramientas que están por fuera de nuestra disciplina”.
BAILANDO POR UN SUEÑO
“En cuanto a los pasos a seguir, lo primero es descansar (risas), y luego hacer nuevas convocatorias de artistas, ya que hay un montón de potencial. En ese sentido nuestra base está en Córdoba, así que haremos una cuarta audición, que ya tiene otro tinte porque sabemos lo que queremos y lo que funciona, y después evaluaremos, porque hay posibilidades de volver a Turquía pero también hay otras posibilidades dando vueltas, que es algo que motiva a nivel personal y a nivel grupal. Está la chance de seguir rodando con el mismo espectáculo y agrandar el staff como para armar dos equipos o agrandar la apuesta, así que habrá que analizar, ver, saber cuál es la gente que quiere realmente moverse de esta manera, porque acá es algo que no existe. Mientras tanto estamos entrenando y ofreciendo nuestro producto a distintos países del mundo”.