Una epístola fechada este 18 de octubre, con la firma del Vicario General diocesano, Javier Fortunato, sugiere más que explícitamente que se han vertido expresiones que considera “calumnia” y que sus autores deben pedir perdón, en tanto que hasta que no lo hagan, no podrán comulgar
Indudablemente, las remezones internas en torno a la conducción de la parroquia local, siguen latentes. De hecho, en estos días hubo un intercambio de posteos en redes sociales locales, aludiendo a la salida del anterior párroco, Ángel Cuchetti, de la casa parroquial. Como se sabe, el titular de la Diócesis de San Nicolás, Hugo Santiago, estuvo en Rojas personalmente para aclarar que el párroco titular es el actual, Gustavo Albrecht, y que su antecesor, ya sin obligaciones oficiales, podía optar por acompañar la nueva gestión o retirarse definitivamente.
Pero parece que, lejos de haberse aquietado, las aguas siguen embravecidas. Lo demuestra una epístola fechada este 18 de octubre, con la firma del Vicario General diocesano, Javier Fortunato, a la que este diario tuvo acceso, en la que sugiere más que explícitamente que se han vertido expresiones que considera “calumnia” y que sus autores deben pedir perdón, en tanto que hasta que no lo hagan, no podrán comulgar.
La epístola, textual, dice lo siguiente:
“Frente a los acontecimientos mediáticos referidos a situaciones parroquiales ocurridas en torno a la Parroquia San Francisco de Asís de la ciudad de Rojas, el Obispñado ve conveniente difundir una breve cateuqesis de teología moral cristiana sobre el tema, a fin de que retornen la caridad y la cordura que deben caracterizar a los cristianos”.
“El diccionario de Teología Moral Cristiana, respecto del concepto ‘fama’, dice: ‘Una buena fama que se reconoce como verdadera puede ser destruída por la ‘calumnia’, esto es, por afirmaciones deshonrosas falsas’. El que injustamente ha sido dañado en su buena fama, tiene derecho a restitución del daño sufrido en su honra y fama. El que también ha perjudicado a otro en su honra, tiene que compensar también exteriormente la ofensa hecha”.
“En otras palabras, la restitución, o sea, el reparar el daño hecho con la calumnia, es necesaria para que el pecador sea perdonado; el calumniador tiene que pedir perdón públicamente, si públicamente difamó. De lo contrario el pecado de calumnia, que no tiene parvedad de materia, es decir, siempre es grave, impide comulgar. Si Si el calumniador pide perdón personalmente al calumniado éste, además de perdonarlo, puede exceptuarlo de pedir perdón públicamente, con el propósito de no hacerlo más”.
“Dice el Papa Francisco: ‘También los cristianos pueden formar de redes de violencia verbal a través de internet y de los diversos foros o espacios de intercambio digital. Aún en medios católicos se pueden perder lo límites, se suelen naturalizar la difamación y la calumnia, y parece quedar fuera toda ética y respeto por la fama ajena’. (Francisco, Gaudete y exsultate, No. 115)”.