“Los últimos meses han sido geniales para nosotros, desde lo afectivo hasta lo laboral y lo artístico, así que estamos muy contentos con lo que nos está pasando”, declaró el ascendente standupero rosarino en El Nuevo en Radio, adelantando la presentación del dúo la próxima semana en el Teatro Apolo
El actor y humorista rosarino Ezequiel Miere vuelve a la calle Corrientes, y y este mes se presentará en el Teatro Apolo con “No sos vos, soy yo”, junto a su hijo, Valentín, en una versión revisada y actualizada del clásico que los reunió por primera vez en escena.
En El Nuevo en Radio, Ezequiel, que pasó por Rojas hace un par de años, aseguró que “los últimos meses han sido geniales para nosotros, desde lo afectivo hasta lo laboral y lo artístico, así que estamos muy contentos con lo que nos está pasando”, ya que, en efecto, el standupero favorito de Empalme Graneros está trabajando a un ritmo más que interesante, en sus presentaciones individuales, a lo cual se suma el retorno a escena con Valentín.
En ese sentido, Ezequiel comenta, risueño, que “nuestra producción artística es toda a pulmón; de hecho nos reímos con Valentín porque decimos que somos los ‘Carlitos Tévez’ del stand up, porque venimos de una realidad social muy humilde, y todo lo que hemos concretado ha sido con mucho esfuerzo, con más ideas que recursos, o con las ideas como único recurso, algo que está bueno y por eso estamos orgullosos de como hemos crecido a partir de eso”.
“Respecto de lo que tiene que ver con mi trabajo individual, estrené un nuevo unipersonal que se llama ‘Mis ex’, que estoy reestrenando en estos días en Rosario y posiblemente después empecemos a viajar a Buenos Aires y al interior. Y con Valentín estamos en un proceso muy lindo ya que tenemos un show que se llama ‘No sos vos, soy yo’, que fue el primer espectáculo que hizo él y nos gustaba mucho, pero Valen sentía que ya estaba grande y lo reformulamos todo y lo volvimos a llevar a escena desde otro lugar”, refirió luego.
En este aspecto, Valentín, refirió, “ha tenido una participación activa en la creación y componiendo los guiones, y por esto es que también nos llevó más tiempo. Pero los resultados han sido fantásticos y tenemos muchas expectativas, es como cuando al nene le regalan el juguete nuevo o está esperando la Navidad porque sabe que le llega un regalo, y así estamos nosotros con el estreno que tenemos en calle Corrientes”.
-¿Cómo laburan con Valen en la preparación del show?
-Nuestros ensayos son muy raros, y no sé si estará bien o mal, pero es un proceso que tengo con él, porque al comienzo, más que ensayos son leídas del guión, charlas sobre el guión, o sea que no es un ensayo estático, sino que somos muy relajados: vamos a un bar, nos tomamos un café con leche, leemos el guión, dejamos que se asiente, lo seguimos leyendo varios días, y después empezamos a tirar los textos, lo que puede suceder en una plaza, o sentados en el comedor, pero siempre es algo muy distendido. Cuando empezamos a apuntalar el texto, también incorporamos intenciones y sistematizamos ensayos en un lugar concreto, a una hora concreta, con lo cual lo que buscamos es entrar con mucha suavidad al texto, porque también nos gusta que se añeje: una vez que se asienta el texto, cuando ya lo sabemos, el mismo texto empieza a sugerir cosas, o durante la misma actuación surgen diferentes cuestiones, y es porque ya tenemos claro la esencia del texto. Llevarlo despacito nos permite también, después de tenerlo incorporado, que surjan cosas nuevas y lindas.
-¿Pero ha cambiado el proceso de trabajo cuando encarás un proyecto con Valen?
-Sinceramente no veo diferencias entre lo que hacemos hoy y lo que hacíamos cuando empezó. Sucede que nos conocemos tanto y tenemos un manejo del humor tan parecido, que ya sabemos qué es lo que va a proponer el otro o cual es la intención que tiene que estar dentro de la escena. Por un lado está lo textual, donde se nos van ocurriendo cosas a los dos y las vamos sumando, y después cuando estamos ensayando no es que le tengo que enseñar mucho: primero porque, salvando las distancias, no es precisamente la actuación de una obra de teatro, es stand up; entonces él compone desde él mismo, y en eso somos muy relajados. Y también porque es un proceso de trabajo que sostenemos desde hace años. Entonces es como que no hay algo que él no sepa de lo que le voy a proponer o que no sepa cómo buscarlo.
-¿Improvisan en escena?
-Somos de improvisar, sobre todo en los últimos shows, en los que Valen se salió varias veces del texto. Yo me salgo menos, pero él es más de irse respecto de la gente, de contestarle al público, de jugar con lo que dice el espectador. De esa manera se divierte aunque siempre tiene en mente el texto, y eso también está bueno, porque es una escucha activa. Lo que le digo siempre es que nosotros no tenemos cuarta pared. El stand up es un diálogo, por lo cual estamos muy atentos al “afuera” y nos divierte mucho ese desafío de saber que el espectáculo no lo proponemos solamente nosotros: también lo propone la gente con lo que dice, cómo reacciona, etc.
-¿Y Valentín cómo lleva su proceso personal de crecimiento no sólo personal, sino artístico y, además, de masiva exposición pública?
-Respecto a su vocación, al stand up, y a su trabajo en redes sociales, sigue siendo el mismo, no ha cambiado nada, y me siento orgulloso de eso. De hecho es tan humilde, y no sé de quien lo sacó (risas), que una vez le tocó una maestra reemplazante en la escuela que no lo conocía, así que en una clase le tocó leer un texto, esa maestra se quedó sorprendido porque lo había leído con mucha intención, perfecto y de corrido. Le preguntó si iba a clases de teatro, y le pidió que le dijera a sus padres que lo lleváramos porque tendría futuro por ahí, y el dijo “muchas gracias” y nada más (risas). Jamás se le ocurrió decirle que acababa de llenar un teatro de la calle Corrientes, y cuando le pregunté porque no le había contado, me respondió que no había necesidad (risas)…
-¿Y vos, Ezequiel?¿Cómo ves tu propio desarrollo artístico y personal?
-En lo personal, desde que arranqué hasta hoy, me siento mucho más incisivo con el tema de los guiones. Cuando uno empieza con el stand up o con el humor de observación, después va evolucionando y surge la necesidad de hacer no solamente el “chiste”, sino también de componer una idea más política sobre ese chiste. En un momento pensé que mi manera de contar no tenía ninguna connotación política, pero con el tiempo empecé a notar que no puedo despegarme de sugerir connotación política. Eso es lo que me está pasando ahora, quizás no en el último show, pero sí con todas las cosas que escribo. Es como que empiezo a tener esa necesidad de expresarme no solamente por el chiste en sí mismo sino por plantear problemáticas o meter el dedo en la llaga en cuestiones que está viviendo la sociedad hoy en día.
-¿Y en cuanto a tu faceta de escritor?
-Se ve afectada y en ese sentido es más profundo, por lo cual he tenido que ir resignando mucho ya que el trabajo en las redes sociales me está llevando puesto. Es mucho trabajo, es muy lindo lo que estamos haciendo y estoy agradecido de lo que estamos viviendo, pero lleva mucho tiempo, y en mi caso soy muy quisquilloso con la cuestión literaria. Quizás con el stand up soy más tranqui, pero con lo que produzco a nivel literario soy muy puntilloso y me lleva mucho más tiempo, le busco siempre la quinta pata al gato y me cuesta cada vez más terminar algo concreto, aunque no he dejado de escribir.
UN VIEJO LECTOR
Un dato interesante es que realizamos esta entrevista con Eze Miere no solamente en su condición de artista, sino también por su reconocida pasión por la lectura. Y la nota fue efectuada, justamente, el mismo día en el que se conmemora el Día Nacional del Lector, el pasado 24 de agosto. Así que le preguntamos qué lectura lo ocupaba en estos días, y esto nos dijo: “Estoy leyendo cuatro libros. Por un lado, ‘Dialéctica del iluminismo’, que lo vuelvo a leer porque la primera vez me costó un montón. Luego estoy con Stephen King, porque estamos mucho con la literatura de terror con Valentín y nos vamos sugiriendo cosas, y pasa que somos muy cinéfilos, o sea que vamos buscando lecturas a partir de lo que vamos. Estoy repasando a Lovecraft y además ‘Rayuela’, de Cortázar, y si bien he leído un montón de cosas de Cortázar, es la primera vez que leo ‘Rayuela’. En cuanto a Valentín, está con Stephen King, con Cementerio de animales, también con Benito Pérez Galdós, con ‘Trafalgar’, novelas históricas, y además ‘El Hobbit’. Evidentemente somos recompulsivos con la lectura”.