Es la agresión más frecuente de animales a personas – El Ministerio de Salud comienza a contabilizarla – Es una problemática que también se replica en nuestro distrito, en el contexto general de la proliferación de perros callejeros, y una de las razones por las cuales se apunta a instalar un Centro de Zoonosis
El Ministerio de Salud comenzará a incluir las lesiones por mordedura de perros en el Boletín Epidemiológico Nacional con el objetivo de contar un registro, ya que se trata de la agresión más frecuente de los animales al ser humano.
El anuncio lo hicieron en el Boletín de la semana epidemiológica 19 (del 7 al 13 de mayo) para concretar en la semana 20 (del 14 al 20 de mayo). La incorporación forma parte del apartado “Herramientas para la vigilancia, prevención y respuesta”.
“La lesión por mordedura de perro es la agresión más frecuente de los animales al ser humano. Este evento surge de una estrecha convivencia que se ha visto modificada por el desarrollo y la urbanización, resultando en diversas modalidades de vínculo entre las personas y los caninos”, detallan en el Boletín.
Asimismo, informan que tiene “relevancia para la salud pública debido a las múltiples consecuencias que puede traer, no sólo las relacionadas con las enfermedades zoonóticas graves como la rabia sino, en especial, por las lesiones de diferente gravedad con posibles secuelas incluida la muerte, daño psicológico, impacto social y costos económicos diversos”, aportan al respecto.
También se refieren a los números asociados a estas lesiones. “En Estados Unidos, por ejemplo, cada año sufren mordeduras de perro alrededor de 4,5 millones de personas. De estas, casi 885.000 recurren a asistencia médica; 30.000 se someten a procedimientos reconstructivos; entre el 3% y el 18% contraen infecciones, y se producen entre 10 y 20 fallecimientos”, advierten.
“En otros países de altos ingresos, como Australia, Canadá y Francia, las tasas de incidencia y letalidad son comparables. En España, los niños menores de 14 años presentan un riesgo 4 veces mayor que los otros grupos etarios”, agregan.
En tanto, en relación a la información disponible en Argentina, señalan que “según los datos surgidos del Sistema de Vigilancia de Lesiones a través de sus unidades centinela, fueron atendidos 6.245 personas por mordedura de perro entre 2004 a 2014”. Y que “el principal grupo etario afectado es el de niños entre 5 y 9 años. Las lesiones descriptas varían en gravedad desde simples excoriaciones hasta politraumatismos graves”.
A su vez, citan cifras locales de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), del período 2005 y 2011, en el que registraron 7.481 egresos por mordeduras de perros, representando cinco egresos por esta causa cada 10.000 del total.
“En el 60% de los casos los afectados fueron varones, presentando la mayor concentración de casos los menores de 5 años. El 50% de los afectados estuvieron al menos dos días internados. En cuanto a la gravedad del evento, entre el 23% y el 37% requirió intervención quirúrgica. Asimismo, según los registros de mortalidad de la DEIS, en ese mismo período se reportaron 38 muertes”, suman.
Los objetivos de esta vigilancia, según la misma fuente, son “estimar la magnitud del evento e identificar a poblaciones afectadas, caracterizar epidemiológicamente los casos graves y muertes como consecuencia de estas lesiones y al agente agresor y las circunstancias en las que se da el ataque”. También gestionar la información para “llevar adelante acciones de seguimiento”.
LA SITUACIÓN LOCAL
Desde el vamos queda planteada la premisa de fondo, inamovible e indiscutible: la solución debe ser humanitaria y compadecerse en un todo de las legislaciones que protegen a los animales. Pero es indudable que la proliferación de canes callejeros en la ciudad, si bien puede parecer una cuestión menor comparada con otras, se ha incrementado hasta transformarse en un problema serio. Pero debe ser solucionado, en aras de la preservación de la higiene pública, la prevención de la salud humana y animal, y el bienestar mismo de animales inocentes cuyo «delito» es carecer de dueños responsables, y a los cuales, por ende, es menester evitarles el frecuente maltrato al que se ven sujetos, solamente por citar algunos aspectos.
La preservación de la higiene de la ciudad no es una cuestión menor, como así tampoco la prevención de eventuales problemas sanitarios que puedan afectar a la salud humana -rabia, parasitósis, etc.-; y también debe tenerse en cuenta que hay disposiciones que regulan estrictamente el trato que se le dispensa a los animales, tengan dueño o sean callejeros.
Y mientras tanto, aumentan exponencialmente las estadísticas sobre mordeduras, especialmente de animales caninos, como así también de accidentes, generalmente en perjuicio de ciclista y motociclistas, causadas por perros callejeros, lo cual preocupa esencialmente al sistema de salud pública.
A través del Departamento de Estadística del hospital municipal Saturnino E. Unzué, contamos con los datos correspondientes a los años 2017, 2018 y 2019 (en este último caso, hasta el mes de agosto). Los números, aunque no actualizados, igual son preocupantes. Los totales indican que fueron atendidos en la salud pública, en 2017, un total de 77 mordeduras de animales; en 2018 se registraron ya 97 casos; y hasta agosto de 2019 (último dato actualizado de que disponemos nosotros) se contabilizaron 108. Cabe mencionar que esta estadística también incluye mordeduras provocadas por otros animales, como roedores, gatos y murciélagos, pero su proporción es insignificante. Y no se incluyen en esta estadística los accidentes de tránsito provocados por perros.
TENENCIA RESPONSABLE
El punto al que queremos llegar es que hay que fomentar la tenencia responsable de los animales considerados mascotas domésticas, como perros y gatos, fundamentalmente. En este marco dificultoso, donde es muy posible herir susceptibilidades, tenemos en claro que este informe va a generar discrepancias y hasta polémicas, porque en esta cuestión, ya casi remanida, todos parecen tener la solución ideal; pero consideramos el debate casi hasta un paso necesario, porque tal vez de la discusión surja un proyecto definido, y definitivo, que permita atender el bienestar común y, además, proteger al animal condenado a vagar por las calles.
No queremos, repetimos, que nadie se sienta herido o juzgado: pero quienes alimentan perros callejeros en la vereda están cometiendo un error, porque si bien es elogiable la compasión y el cariño por un animal indefenso, darle algunas sobras, sin preocuparse de brindarle atención veterinaria, o que desarrollen un instinto de territorialidad en una acera pública, sin considerar que pueden llegar a atacar a peatones y viandantes, no es la solución; de hecho, significa agravar el problema. Adoptar un perro callejero y brindarle un hogar puertas adentro es la conducta acertada.
Hay que encontrar un punto de equilibrio: es fundamental apoyar de manera directa las campañas de esterilización y vacunación, en principio; y fomentar la adopción de animales callejeros, en una segunda instancia. También deberían aplicarse sanciones a quienes abandonen animales a su suerte, o no los contengan en sus domicilios, como corresponde, o permitan que procreen sin control para luego «liberarse» de los cachorros de cualquier manera.
En la misma línea, no estará tal vez de más recordar que se encuentra en plena vigencia la ordenanza 2864/05, que en su Capítulo 2, Artículo 10, referente a la tenencia responsable de caninos y animales sueltos y/o abandonados en la vía pública, especifica: “Dispónese la prohibición a los dueños, guardadores y poseedores de animales, de dejarlos sueltos en la vía pública, atento a que su incorporación al núcleo familiar implica la responsabilidad y obligación de dotarlo de albergue y seguridad. La violación a esta norma será reprimida con una multa del treinta por ciento de un sueldo básico, que se irá duplicando. A partir de la segunda reincidencia la autoridad de aplicación podrá considerar que existe abandono de animal y proceder a su albergue en el predio afectado para tal fin por el municipio”.
CENTRO DE ZOONOSIS
En diálogo mantenido con este diario hace algunos días, la Dra. Carolina Codino, directora de Bromatología de la comuna, destacaba que «queremos lograr una dirección o un área de Zoonosis, que se pueda ocupar del tema caninos, porque la población canina que tenemos en Rojas es muy importante. Hemos viajado, para interiorizarnos, a Pergamino, donde ya funciona hace seis años esta dirección, con el objetivo de conocer cómo trabajan ellos. La problemática es muy significativa y lo que vemos es que no hay tenencia responsable en muchas de las personas, algo que pasa aquí y en muchas ciudades. Por eso hay que hacer un ordenamiento ya que tenemos cantidades de situaciones con perros sueltos en la vía pública que muerden, que ocasionan incidentes, y la mayoría de esos perros tienen dueños o bien personas que les dan de comer pero están afuera de sus domicilios. Hay perros que sí pueden adaptarse a vivir en comunidad, como puede suceder en un barrio, y hay otros que no, que son los que ocasionan inconvenientes».
En la misma línea, dijo que “también hemos visto en el último tiempo muchas perras en celo que están todo el día en la vía pública y cuyos dueños no se hacen cargo de tenerlas adentro, o no toman los recaudos necesarios, como buscar un veterinario para interrumpir el celo o hacer la castración, o en su defecto traerla al área de Bromatología, donde el servicio de esterilizaciones funciona de lunes a sábados por la mañana y los martes y jueves también por la tarde».