En medio de una interna que se va recalentando a medida que se acerca el momento de las definiciones y con una UCR que entró estado de ebullición para ver quién la representa mejor de cara a las PASO de agosto, Facundo Manes levanta el perfil y muestra sus cartas.
– Por Germán López
«Lo que veo es que hay resignación en la sociedad. Hoy el mayor desafío de un líder es transformar esa apatía en esperanza. No se va a poder mejorar el país sin convocar a un nuevo sueño colectivo», explicó en diálogo con Diario Popular.
– Gerardo Morales le propuso unas internas previas a las PASO para dirimir la candidatura presidencial dentro de la UCR y usted lo rechazó. ¿Por qué?
-Estamos trabajando en un proyecto alternativo de gobierno para el que pensamos ir a las PASO, que es lo que va a definir las candidaturas. No vemos la necesidad de agregar una elección interna cuando hay muchas elecciones provinciales en un país con otras prioridades. Hacer una elección más es enojar a la sociedad. Además, no depende de mi porque yo no tengo ningún cargo en el partido radical. No me corresponde a mi decidir si hay internas o no, pero por lo que vi no hay consensos para eso. Estamos trabajando para constituir un espacio con gente nueva y vamos a ir a las PASO.
– ¿Hacia donde va dirigido su mensaje?
-Nosotros tenemos un proyecto de país que estamos dispuestos a sostener y con el que iremos a competir en las PASO con nuestros socios. Como sabés, soy nuevo en la política y no tengo fracasos en mis espaldas sino esperanzas. Pretendemos representar a los desilusionados con los gobiernos anteriores, pero de una manera constructiva. Mi manera no es descalificar. Mi manera es convocar a los que están dispuestos a trabajar por un país que quiera desarrollarse de una vez por todas. Mi preocupación central son los jóvenes y los sectores populares, los jóvenes que no votaron nunca a Cambiemos, a los desencantados con Cambiemos.
– Las encuestas parecen decir que estarían más maduras las candidaturas de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich…
-Como científico lo digo, las encuestas no tienen ninguna validez para predecir nada. Los grandes líderes en la historia no convocaron a las sociedades a cambiar por una encuesta. Hoy más del 40% de la gente no está respondiendo encuestas. Además el 15/20 por ciento decide su voto el día de la elección. Es probable que este año sean el doble los que van a decidir su voto el día de la elección. Creo que está todo abierto. Analizar la solidez de una candidatura en estos momentos es un error.
– ¿Cómo está el humor de la gente, con inflación alta e inseguridad?
-Hay un divorcio entre los políticos y la sociedad. Yo veo mucha apatía. Me preguntan por qué creo que ante una inflación del 100% y del hecho de ser pobre aún trabajando no hay una rebelión social. Lo que veo es que hay resignación. Hoy el mayor desafío de un líder es transformar esa apatía en esperanza. No se va a poder mejorar el país sin convocar a un nuevo sueño colectivo.
– 40 años de democracia se cumplen este año, ¿en qué ha fracasado la democracia para que la gente se encuentre en ese estado de apatía?
-Creo que en la respuesta a esa pregunta va el desafío que tenemos que afrontar los líderes para cambiar la historia. La democracia después de 40 años tiene una deuda enorme con la sociedad. El pueblo se siente desilusionado y desconfía del sistema. Y acá planteo mis diferencias con algunos antisistema, ya que no se hace mejor democracia denigrando a la democracia. Nuestra obligación más allá de las encuestas, de las operaciones y de todo eso es construir un horizonte de progreso y esperanza. Una revolución democrática que sea capaz de darle bienestar a los 48 millones de argentinos.
– Recuerdo la frase de Alfonsín «con la democracia se come, se cura y se educa».
-Citando a Alfonsín y a aquella famosa consigna debemos decir que solo el desarrollo de la Argentina, la prosperidad y la igualdad de la gente va a garantizar la democracia. Tendremos instituciones fuertes solo cuando tengamos ciudadanos convencidos, no al revés. Hoy los chicos de clase media y media alta se van del país porque tienen miedo y los chicos de clase baja se quieren ir de la democracia porque ya no les interesa. No tendremos república hasta que no tengamos desarrollo y crecimiento igualitario. O será una república para pocos.
– En estas condiciones la república sería una sofisticación alejada de la vida de la gente.
-Acá hay 45% de pobres, 100% de inflación y una clase política que lucha por el poder a espaldas de la sociedad popular. No le podemos pedir a la gente que le importe la división de poderes. Por eso la gente cree menos en el sistema. ¿Cómo hacemos entonces? Encarar de una vez por todas el desarrollo, sino no va a haber interés en las instituciones y va a peligrar la democracia.
¿Solo la clase política tiene responsabilidad en un resultado tan pobre de la democracia o también lo tiene la sociedad?
-Lo que hay que hacer, sino la Argentina va a discutir los mismos temas que discutimos desde hace 50 años por otros 20 años, es cambiar la mentalidad colectiva. Tenemos que dejar de administrar la pobreza, tenemos que dejar de debatir sobre el subdesarrollo sustentable. Y ponernos de acuerdo en que Argentina para tener una prosperidad y dar bienestar a 48 millones va a tener que generar confianza. Y hoy este bloqueo político que tenemos no genera confianza. ¿Quién va a invertir en en la Argentina con el Congreso paralizado, con el Ejecutivo avasallando a la Corte Suprema?
-Hace unos días visitó al intendente rosarino Pablo Javkin, ¿cómo encontró Rosario?
-Rosario está viviendo una tragedia y el gobierno nacional no tiene la voluntad política para resolver esa tragedia. El intendente Javkin está dando una batalla desigual con un gobierno nacional y uno provincial que lo abandonaron. El desafío es desarticular una pandilla narco pero también de miembros de la policía y políticos que son parte del problema. ¿Dónde están los derechos humanos de los rosarinos?. Populismo e inseguridad es Rosario; populismo económico es 100% de inflación y populismo energético es cortes de luz en medio país. Es decir, populismo es no afrontar los problemas y dar soluciones simples a problemas complejos.
-¿Qué opina de los discursos inaugurales del año legislativo de Alberto Fernández y de Axel Kicillof?
-El presidente nuevamente perdió la oportunidad de dar un discurso con sensatez y humildad. Y describió un país en el que vive él solamente. Además, en la última parte del discurso fomentó la división y la pelea con la oposición. Y bloqueó aún más la política. Para mí el problema nuestro es político más que económico. Si se desbloquea la política, económicamente podríamos tener confianza en políticas a largo plazo. Podríamos exportar el doble en una década. En lugar de eso el presidente refuerza el bloqueo político. En cuanto a Kicillof, el dilema que plantea entre derecha e izquierda es falso. El dilema es entre comer o no, entre narco y seguridad para vivir, entre escuelas abiertas y cerradas. Habló de un acuerdo paritario con todos los gremios y lo que hay que tener es un acuerdo con todos los que reciben los servicios. Habló de crear más agencias y más estado. Soy muy crítico de ese discurso.