Hoy finalizó la primera semana del juicio contra los el grupo de ocho jóvenes acusados de matar a Fernando Báez Sosa y el abogado de la familia, Fernando Burlando, destacó que el balance de la jornada hoy fue «excelente» porque los testigos «aportaron más información en la causa» que no habían tenido en cuenta.
«Con todas las pruebas que tenemos nos aseguramos que vamos por el mismo camino de imputación», sostuvo Fabián Améndola, abogado del equipo de Burlando.
Además reveló que la semana que viene pasarán a declarar frente a los jueces los encargados de la parte pericial, autopsia y peritos de Hugo Tomei, el abogado de los acusados.
Balance de la primera semana del juicio
Día 1
En la primera jornada del juicio, además de la presentación del caso y la palabra de ambos abogados, declaró la madre de Fernando Báez Sosa, María Graciela Sosa Osorio. Su testimonio fue desgarrador: «Éramos inseparables. Éramos una familia feliz, humilde, que tratamos de inculcar los mejores valores a nuestro hijo. Era un chico muy sacrificado, desde chiquito», afirmó sobre la relación que tenía con su único hijo.
«No comprendo y nunca aceptaré cómo chicos de la edad de Fer le hayan hecho esto. Lo atacaron por la espalda, lo tiraron por el piso. Le reventaron la cabeza, ese cuerpito que yo lo tuve nueves meses en mi panza», concluyó Graciela que luego estuvo presente en todas las jornadas del juicio.
Día 2
Los amigos de Fernando Báez Sosa que estuvieron en el boliche Le Brique con él en la noche de su asesinato testificaron en la segunda jornada del juicio y explicaron tanto cómo comenzó el conflicto como su reacción ante el hecho.
El primero en declarar fue su mejor amigo, Lucas Filardi: “Fue un instante en que vino gente gritando y le pegaron. Se cayó al piso, y ahí fueron patadas y piñas. No hubo acto de defensa”, explicó. Además afirmó que cuando intentó ayudar a su amigo, él también recibió un golpe: “Creería que fue Luciano Pertossi quien me pegó a mí”.
Julián Lucas García fue quien relató que el conflicto comenzó cuando él mismo sintió una «cachetada en la nuca» y Fernando lo defendió. Cuando se dio cuenta que su amigo había sido expulsado del boliche fue a buscarlo y hablaron tranquilamente fuera del lugar.
Sin embargo, según contó, cuando Báez Sosa fue a comprar un helado vio a «cinco o seis personas» con intenciones de pegarles y diciendo: «A ver ahora que estamos afuera».
Día 3
Uno de los testimonios clave fue el de Pablo Ventura, joven de Zárate incriminado por el grupo de rugbiers del asesinato, quien declaró en la tercera jornada. El remero contó que conocía a los acusados «solo de vista» por haberlos cruzado en el boliche y señaló que este comportamiento era habitual ya que eran un «grupo problemático», que «peleaban después de las jodas» y también que «siempre eran mayoría».
El jefe de seguridad del boliche Le Brique también estuvo presente este día y afirmó: «Hace veinte que trabajo de esto y nunca vi nada igual, todo patadas», expresó Alejandro Muñoz. En su declaración no pudo contener el llanto y aseguró que después de lo vivido pasó «cuatro días sin dormir».
Día 4
Tomás Bidone, un joven que estaba vacacionando en Villa Gesell, estuvo presente en el boliche Le Brique la noche del 18 de enero y decidió presentarse ante la justicia y contar lo que había atestiguado. «Lo veo de frente, estaba Thomsen pegándole al chico que fallece. Recuerdo que le pega dos patadas en la cabeza, como puntinazos, luego lo agarra y le vuelve a dar dos o tres patadas», dijo en su relato el joven quebrado por el llanto.
«Estaba shockeado y nervioso y ver eso y toda la situación después, estaba mal. Al prender la tele, escuché al padre de la víctima y avisé a mi mamá que iba a la fiscalía, que había visto todo», señaló.
Además, tuvo la posibilidad de hablar Virginia Pérez Antonelli, la joven que intentó reanimar a Báez Sosa minutos antes de su muerte hasta que llegó la policía. «Yo le sostenía la cabeza a Fernando, le hablaba, le pedía que se quedara conmigo», relató sobre el momento.
Luego respondió a la defensa que decidió llevara cabo el RCP ya que «es mejor tener a una persona con la costilla rota y viva, que una persona muerta».
Día 5
Los testigos que se presentaron ante el tribunal fueron los policías que se encargaron del allanamiento del hotel de Villa Gesell en la que se quedó el grupo de rugbiers en enero de 2020. Hugo Vázquez, jefe policial que estuvo presente en el operativo ese día, manifestó que en reiteradas oportunidades les pidió a los detenidos que se dejen de reír porque era algo serio. Por otro lado, volvió a confirmar que Máximo Thomsen fue quién culpó a Pablo Ventura: «Cuando se preguntó de quién era la zapatilla con sangre el joven dijo ‘de Pablo’ se le preguntó quien era y respondió ‘Pablo Ventura'».
Por otro lado, también declaró Andrea Ranno, empleada del Hotel «Inti Huasi» en el que se hospedó el grupo, y aseguró que los rugbiers «estaban orgullosos» y «festejaban porque todos se atribuían algo».
«Ellos pasaron frente al hotel y los escuché hablar de una pelea y que festejaban la situación, pero primero vi cómo uno de ellos salió corriendo y estaba como sacado», señaló . Además contó que escuchó a uno de los jóvenes diciéndole a otro: «Le rompí toda la jeta, estaba llena de sangre».