Debido a las fuertes lluvias en Brasil hizo que el río Iguazú creciera de manera importante, lo que el martes pasado obligó a las autoridades de Parques Nacionales a cerrar el acceso a la vista de la Garganta del Diablo «para resguardar la seguridad de los visitantes», y así permanece desde entonces.

No obstante el parque reabrió a los visitantes el viernes, aunque sólo para recorrer circuito superior e inferior; es que el caudal de agua, según se informó, se ubicó en hasta diez veces el habitual en el que es uno de los principales atractivas naturales turísticos de la Argentina, visitado todo el año desde distintos lugares del mundo.

El jueves por la mañana se registró el pico máximo con un caudal de 16.500 m3 por segundo, lo cual fue demasiado para la estructura del balcón de la Garganta del Diablo y parte del circuito, que cedió al paso del agua y acabó dañado.

El domingo por la tarde al río seguía crecido pero con una marca en torno a los 4.000 m3 por segundo, lo cual permitió tomar imágenes desde el aire como para comenzar a evaluar cuánto se perdió, dimensionar el daño y la complejidad del trabajo para volver a restablecer el paseo de cara a la temporada de verano que se avecina.

Fuentes de Parques dejaron trascender que las pasarelas que cayeron no se perdieron sino que se encontrarían sumergidas cerca de los pilotos debido a que están atadas mediante cables de acero, algo que que -en principio- facilitaría su recuperación y acortaría los tiempos de las tareas a realizar lo cual no son nada sencillas.

En las redes, algunos turistas brasileños también pudieron registrar con sus celulares y compartir en redes que de esa margan también se vivieron momentos de zozobra a la altura de las pasarelas de las Cataratas en Quilombo, en el estado de Santa Catarina, debido al mismo fenómeno causado por las lluvias.

*Diario Popular